ME MUERO DE HAMBRE (1)

Desde hace más de un año estamos trabajando en un proyecto impulsado por el Archivo Municipal de Cartagena más la Concejalía de Cultura que básicamente consiste en realizar unas entrevistas a gente anónima de avanzada edad (prácticamente todos rebasan los 70 años) con el objeto de que nos relaten cómo eran las costumbres de esta gente durante la España de la guerra y de la posguerra. De las más de 40 grabaciones que ya habré realizado (más de 300, si sumamos las de mis compañeros) hay una palabra que siempre aparece en algún momento de la entrevista: EL HAMBRE.

Hace una semana, en Isla Plana, localidad situada a unos 20 km de Cartagena, al finalizar la entrevista y con la grabadora ya apagada me comentó uno de los abuelos (que por cierto, no sabe leer, ni escribir, o sea, que es analfabeto) lo siguiente:

"Mira, yo cuando veo por la tele a los negros que vienen a España los comprendo totalmente, esos negros éramos los españoles de la guerra y de la posguerra cuando había días que nuestro menú diario era un trozo de pan; tú no sabes el hambre que pasábamos, era algo inimaginable, INIMAGINABLE, por eso comprendo que esta gente se juegue la vida para venir a nuestro país porque yo hace 60 años también hubiera dado mi vida por llevarme algo a la boca"

Estas palabras me las dijo un hombre analfabeto, que odia a los políticos, que no es de derechas ni de izquierdas, o lo que es lo mismo, que no está politizado, algo que parece un imposible en la España de hoy.
Esta anécdota la cuento porque hay mucha gente en este país que ya se ha olvidado que nuestro abuelos las pasaron canutas, tanto como estos subsaharianos que llegan casi diariamente a nuestras costas.